¿Qué harías si a los 35 años te diagnosticaran una enfermedad mental? No hace mucho me encontré con el caso de una persona que lleva varios años intentando encontrar respuesta a esta pregunta pues lo está viviendo en carne propia.
Después de vivir una vida llena de experiencias y rica en personas y aventuras, todo se truncó pues su cuerpo ya no sigue los pasos de su ser, sino que es su ser quién está esclavo de su cuerpo.
Me quedé impactada tras compartir con ella varias horas, es una mujer llena de vida y fuerza, inteligente y bella. La situación se me quiere asemejar a la de tener un accidente de coche y quedarse en una silla de ruedas para el resto de tu vida, tu ser sigue siendo el mismo, pero tu cuerpo ya no es el mismo, ha cambiado. ¿Qué hacer?
Confieso que me ha dejado huella y llevo reflexionando mucho sobre ello, si somos cuerpo, mente y emociones, ¿qué hacer cuando es el cuerpo el que no funciona? ¿qué hacer cuando es la mente la que no está como nos dicen que tiene que estar? ¿quién es quién tiene que decir cómo tiene que estar? ¿qué haría yo?, me vienen a la cabeza varias premisas importantes:
- Cuidar mi cuerpo: si las necesidades de atención han aumentado y ahora pide más descanso, buena comida, tranquilidad, naturaleza o contacto, no escatimaría esfuerzos.
- Reducir expectativas: las propias sobre uno mismo y, sobre todo, las que otros pueden tener sobre mí, las cosas han cambiado y tiene que quedar claro para todos.
- Rodearme de personas importantes para mí: con las que compartir básicamente amor y ratos tranquilos, también necesitaría vivir momentos especiales y a estas alturas todos sabemos que los momentos especiales sólo ocurren con personas especiales.
- Aceptar que lo vivido hasta ahora ha sido eso, lo vivido hasta ahora: Y que desde hoy inicio un nuevo recorrido que será como yo quiera, sin expectativas y con buenos momentos.
Mirándolas y remirándolas son exactamente las mismas cosas que recomendaría a cualquier persona en cualquier momento, quizá se trate de que este preciso instante, el momento presente es, de manera permanente, el momento de comenzar de nuevo, de crearnos a nosotros mismos un nuevo destino, queriendo a nuestro cuerpo como algo sagrado, sin expectativas del futuro y bien acompañados durante el camino.
Considero que un fin supremo para todo ser humano es ser feliz, viviendo día a día en armonía con el entorno y siendo productivo en la sociedad, y eso está al alcance de todos en este preciso segundo independientemente de nuestras circunstancias. Es más fácil de lo que parece, simplemente hay que ser… es momento de ser.
Le agradezco a Cristina la lección tan valiosa que he recibido desde la certeza de que el nuevo camino será precisamente el lugar de tranquilidad que lleva buscando toda su vida.